Hoy me dedico a escribir, nuevamente y como
continuación de escrito previo -El ejercicio de la
ciudadanía-, venezolana, centrándome inicialmente
en los deberes y derechos que poseemos, para seguidamente divergir a la luz de
la realidad nacional, apoyándome en ella misma y otras consideraciones anónimas
y de Axel Capriles, todo lo cual espero tribute al debate y consecuentemente al
despertar de la ciudadanía criolla, la creadora de valores que nos enaltezcan como
sociedad.
Como
deber -tener que u obligación-, todos los venezolanos estamos compelidos a:
defender la patria, sumisión a la constitución y las leyes, al mantenimiento de
los gastos públicos, prestar el servicio militar y el deber de trabajar, además
de ser solidarios y otras virtudes más.
En
contravía y como derechos, la carta magna nos reconoce los derechos: civiles,
políticos, económicos, culturales y educativos, los sociales y de familia, a la
seguridad social y al trabajo, al ambiente, así como los de los pueblos
indígenas, además de darle rango constitucional a la declaración de los
Derechos Humanos.
Ahora
bien, en cuanto al cumplimiento de los deberes, en caso de su inobservancia,
nos convertimos en punibles, pues ello constituye un delito, cumpliendo, como
parte de la cotidianidad, con el sostenimiento del gasto público, que materialismos
a diario mediante el pago del IVA al realizar cualquier compra.
En
el caso de los derechos, además de conocerlos, debemos igualmente exigir su
observancia, lo cual toca al gobierno y sus instituciones, pero no le podemos
dejar todo el esfuerzo a ellos.
En
uno de los pasajes del Art.: Consideraciones sobre la
gestión pública y la sociedad venezolana Situación actual y consecuencias, dibujaba lo que para mí, es el país que,
como dijo el otro, por ahora, tenemos, lo que resulta en parte de una
complicidad social implícita, donde la mayoría concedemos a una minoría, la
capacidad para actuar en nombre de todos cuando nos subordinamos, y con ello
igualmente le enviamos un mensaje a esa inferioridad que ellos asumen y emplean
como superioridad con nuestra anuencia. Así, parafraseando a Axel Capriles
desde Estamos en una sociedad
desvergonzada,
justificamos y retro-actuamos entre el gobierno y los venezolanos. De manera
que, tenemos el gobierno fruto de nuestra propia realidad, de donde emerge.
En nuestra
irresponsabilidad colectiva, de manera recurrente, además de buscar siempre al
responsable de nuestra desgracia, estamos en la exploración del mecías, lo que
pretendí explicar en el Art. Hacerse el bolsa nunca ha sido
la solución, donde
expongo, lo que creo fueron las razones por las cuales resultaron reelectos
Carlos Andrés Pérez y luego Rafael Caldera, siendo, en el caso de Hugo Chávez,
la opción cuando como sociedad estimamos que ya los partidos políticos no eran
la solución y estimamos que tocaba a los militares, rememorando los tiempo del
dictador Marcos Pérez Jiménez, de quien se mantuvo en la conciencia colectiva
del venezolano, la mano dura contra la delincuencia y la corrupción. indicando Capriles:
"[…] tenemos un apego al pasado […]".
¿Qué nos pasó?
Al respecto el mismo Capriles indica que la riqueza petrolera "[…] nos
permitió comprar civilización, desarrollo social en muy poco tiempo, sin
realmente haber llevado a cabo un proceso de evolución de la conciencia […]
pasamos a ser unos grandes consumidores […]".
Y eso fue tal,
que en la medida que la economía se contrajo y el gobierno inicio un proceso,
que no dudo en denominar como denigrante, de ajustes, acudimos a lo que
Capriles designa como el arquetipo de la
sociedad, -la viveza criolla-, aludiendo a una capacidad de adaptación, lo que
en material anónimo recibido por las redes sociales, se indica que el gobierno
ha fomentado mediante: "[…] el golilleo, el oportunismo, el raspa cupo, el
matraqueo, el buhonerismo, el bachaqueo, el malandreo, el rebusque, la
mendicidad, el clientelismo, el sapeo, la corrupción, el trueque y la trampa
como modos de vida […] el hombre nuevo […]".
¿y qué está
pasando con nuestros derechos? La prensa y las redes sociales, no del gobierno,
nos relatan un país en la miseria que se manifiesta en la corrupción, en los
altos índices de inseguridad, escasez de alimentos y medicinas -perdida del
derecho a la vida-, restricciones a la libertad de expresión, omisión al
llamado a elecciones y revocatorio que coactan el derecho de elegir y ser
elegido, participación en los asuntos públicos y obstáculos en la posibilidad
de asociarnos con fines políticos -violación a los derechos políticos-,
expropiaciones y persecución a empresas y consecuentemente perdida de fuentes
de empleo, además de una inflación galopante -resquebrajamiento de los derechos
económicos- y, pare usted de contar.
En artículo
previo -El ejercicio de la ciudadanía-, aunque me concentre en la rendición de
cuenta, toque fugazmente el inmiscuirnos en la vida política, civil y
comunitaria, indicándome mi amigo Richard Rodríguez, entre otros asuntos, que
nos toca: " […] La participación activa en la construcción del destino de
la sociedad abarca desde el desempeño de cargos públicos, el emprendimiento
privado. La participación en las diferentes organizaciones políticas o sociales
[…]".
Lo apuntado
por mi amigo, sin duda que incluye parte de la respuesta sobre ¿qué hacer?, lo
que procuro profundizar indicando que resulta necesario acabar con la pasividad
y el silencio cómplice, encaminar mecanismos e instancias de manifestar
nuestras calamidades y exigir respuestas efectivas y eficientes, entender que
la realidad no cambia por sí sola, que somos nosotros la que podemos cambiarla,
procurar la re-institucionalidad del país y su posterior valoración. Destacar
las virtudes civiles por encima de las militares, sentirnos orgullosos como
apunta el mismo Capriles, por lo que hacemos más por lo que por los que nos
vino dado por la creación -riquezas, bellezas naturales clima ideal y más-,
abandonar el individualismo, como forma de supervivencia y asumir el esfuerzo
colectivo, elegir a los mejores por su preparación y no por sus ofrecimientos
banales y acompañarlos en su gestión, pues es la gestión de todos.
Lo anterior,
requiere de re-valorizarnos como sociedad, teniendo como valere esenciales la educación y el trabajo a modo de fórmula de
ascenso social, para dejar de ser receptores de dadivas con las que nos quieren
chantajear y someter y a lo que contribuimos cuando nos acostúmbranos a estirar
la mano para recibir mendrugos -exempli
gratia: el carnet de la patria-, asunto antes atendido en Educación
y más educación. Trabajo y más trabajo.
¿Dónde
materializar lo referido al hacer -crear, formar-? En cada uno de los espacios
en los que compartimos, con la familia y especialmente con los hijos, amigos y
allegados, en espacios académicos, en las redes sociales, evitando repetir los
que otros digan, aunque lo coreen y hasta griten, empleando nuestra capacidad
de discernimiento, oponiéndonos a las injusticias. En fin, dejar de ser
vasallos y asumir nuestra posición de ciudadanos activos y comprometidos que
nuestro país y su futuro.
Un
libre pensador
Existe la posibilidad que lo plasmado en su escrito se pueda llevar a cabo, el detalle esta en que verdaderamente la mayoría trabaje para conseguirlo, como bien usted menciona se acostumbro a la ciudadanía a lo fácil, a lo regalado, al buscar la manera de sacarle provecho a la equis cantidad de beneficios por así llamarlos que ofrece el gobierno sin nada a cambio, y que lamentablemente quienes los oponen llevan un pensamiento similar, claro esta, como venezolanos esta de nuestra parte aportar ideas, participar mas activamente para buscar la manera de cambiar ese tipo de pensamientos, y lograr garantizarnos una buena calidad de vida, basándonos primordialmente en la educación y en el trabajo.
ResponderEliminarReice Prato V-16.889.310
Sección 10P
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