La procedencia de la expresión estructura, se
refiere fundamentalmente al arreglo u orden existente y necesario entre las
partes de un todo, donde subyace la lógica para el funcionamiento de lo que con
ella se desea alcanzar.
De manera que, trasladado tal principio a las
organizaciones, se trata de una expresión intencional a razón de la misión, o la
razón de ser, para la que existe la organización, lo que incluye, además de la
jerarquía, los niveles de responsabilidad, las maneras de relacionarse, las
formas de comunicación, la toma de decisiones, así como las modalidades
referidas a la división del trabajo y su coordinación. En resumen, se podría
indicar que se trata del diseño organizacional.
En la concepción tradicional de las
organizaciones Mintzberg, H., destacó cinco
elementos esenciales: 1 Lo estratégico o mando superior a quienes corresponde
la alta dirección y para quienes estaría reservado la toma de decisiones,
delinear la estrategia del negocio, además de la máxima representación. 2 Los
mandos medios, en quienes recae la resolución de los problemas,
correspondiéndoles la articulación de la estrategia con el nivel operativo, así
como garantizar los insumos para el cumplimiento de las labores. 3. El nivel
operativo, donde se concentra la realización de los bienes o servicios a que se
dedica la asociación mediante el aprovechamiento de los insumos, así como lo
referido a las ventas o comercialización.
4. La tecno-estructura, encargada de la búsqueda de la estabilidad o
normalización y 5 El equipo de staff o
de apoyo, enfocados en la prestación de servicios internos.
Son disimiles los tipos de
estructura que se pueden generar. Así se tiene la lineal donde es preponderante
la jerarquía o el mando, requiriendo, quienes ejercen el liderazgo -caudillaje-,
de subordinados obsecuentes. La distribución funcional, donde la unidad de
mando resulta relegada, siendo perentorio el conocimiento como elemento
práctico, de ahí que la autoridad resulta parcial y relativa, siendo crucial la
descentralización de las decisiones.
En el caso de las
organizaciones que optan por una estructura de aprendientes -en proceso de
aprendizaje-, el conocimiento, su generación e intercambio -a partir de la
experiencia- es esencial, lo cual le permite asumir los retos, pues es
adaptable a las nuevas realidades y circunstancias.
Existen otros modos
organizacionales, sin embargo, se presenta por último en este andar, la
estructuración en red, donde predomina la coordinación antes que la jerarquía,
siendo su forma de ordenación en redes o células, aprovechándose para tal fin,
del uso de la tecnología.
Sin duda, que la realidad
dominante y los nuevos conceptos que van emergiendo en la modernidad del siglo
XXI, tienen una incidencia significativa en la forma y manera de estructurar o re-estructurar
una organización. No obstante, existen una serie de principios que conviene
tener presente, entre los cuales se incluye: el conocer el entorno donde se
habrá de desenvolverse, sus recursos y capacidades disponibles para el logro de
los objetivos, o para asumir los retos que procurar alcanzar, entre otras
dimensiones
Desde esta perspectiva, el
entorno político, económico y social donde desplegará su andar, serán
cruciales, pues al conocerlos con certidumbre le permitirá el aprovechamiento
de las oportunidades que le ofrezca su medio circundante, incluyendo: aspectos
culturales, ideológicos y tecnológicos, el mercado que procura atender, sus
expectativas y otras consideraciones más, que impactan su visión.
Además de lo anterior, resulta
crucial el aprovechamiento de las experiencias de otras instituciones -beckmarking- a manera de hacerse de las
mejoras prácticas de sus pares, así como los grupos de interés -stakeholder- que la integran por su
nivel de involucramiento o participación, además de los procesos, en la toma de
decisiones y por tanto en la re-estructuración cuando sea tal.
Se podría indicar, que la
estructura es como la tarjeta de presentación de la organización, pues permite,
como se destacó al principio de estas líneas, identificar desde el tipo de
liderazgo gerencial que se práctica y sus principios rectores, por encima del
que se profesa, así como los niveles en la toma de decisiones, los modos de
relacionamiento, de interacción y comunicación, la división del trabajo y la
coordinación de sus equipos, todo lo cual demanda estar cimentado, en la
filosofía de gestión que contiene los valores.
Cuando entre sus valores se
incluyen aspectos como la participación, por ejemplo, entendida esta como el
ejercicio de la ciudadanía laboral que comporta deberes y derechos, contrapuesta
a la subordinación y más que como mero eslogan esnobista, se deberá procurar
descifrar los tipos y modos de relacionamiento, la delegación de
responsabilidades, las ceremonias comunicativas, todo lo cual debe estar
impregnado por principios democráticos donde las decisiones no se reservan a un
claustro o élite, amén de la posibilidad de elegir a quienes habrán de dirigir
los destinos de la organización.
En el caso de las
instituciones universitarias, amparadas por la experimentalidad, su forma de
organización, estructura, gestión y funcionamiento, se encuentra en una
constante evaluación para la evolución, como técnica para lograr la mejor de
las instituciones.
Aunque en este tipo de
instituciones la evaluación pareciera ser uno de sus ejes fundamentales, dado
su carácter experimental, ello no le es exclusivo y requiere ser una práctica
cotidiana y hasta una estrategia organizacional a fin de procurar adecuarse a los
nuevos ambientes macro sociales.
Un libre pensador
Disponible en: http://ve.globedia.com/estructural-organizacional-experimentalidad
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