Aunque parezca lastimoso, hasta de lo malo, se puede aprender
De acuerdo con el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (DRAE), prioridad es tenida como: "1. f. Anterioridad de algo respecto de otra cosa, en tiempo o en orden", lo cual hace referencia al primero, lo primero, entre dos. Es así que se puede tener entre sus sinónimos: anterioridad, antelación, prelación, precedencia y otras aprobaciones más.
Desde esta acepción, la prioridad, en el caso
de un proyecto, incluye la realización o materialización de una tarea o actividad
de cuya ejecución dependen otras que no podrían ejecutarse sin la realización o
concreción de la anterior, la primera.
En el caso de un país, por ejemplo, la
prioridad para un gobierno debe necesariamente concentrarse en la satisfacción
de necesidades de su población, como en el caso de una organización, a través
de su razón de ser, lo que igualmente aplica para las asociaciones, cuya primacía
requiere concentrarse en quienes la constituyen, el interés del colectivo
trabajador.
Para el caso de las organizaciones, la
prelación habrá de estar concebida en la misión, que contiene la razón de ser, a
lo que indefectiblemente está atada, o actividad para la cual fue creada, así
como por su visión, en la que se expresa la imagen corporativa o como esa
organización desea ser reconocida en el mediano y largo plazo por la sociedad
que la contiene.
De manera que, en una institución de educación
universitaria (IEU), en tanto organización, su misión habrá de estar encuadrada
en la formación de profesionales altamente calificados como respuesta a las exigencias
del contexto histórico y su entorno, siendo natural el aspirar ser tenida como
un establecimiento donde se procura la excelencia académica e investigativa en
respuesta al compromiso con el país. Además de consentir, entre sus valores
rectores, las formas que orientarán el comportamiento de sus integrantes.
Similar consideración pasa para el caso de los
gremios laborales, cuyos fines le convocan en relación al mejoramiento de las reivindicaciones
sociales y económicas, para lo cual les demandan, sus agremiados, defender los
derechos y conquistas laborales, además de velar el fiel cumplimiento, de parte
de los patrones, de la normativa laboral preexistente, así como las
convenciones colectivas y las condiciones medio-ambientales, entre otras,
siendo ejes transversales, en cuanto a los valores: la equidad, la justicia y
la cohesión social, de donde se desprende la conexión o vinculación entre
iguales, demandando como principios o razón fundamental, su autonomía, la
participación -lo que pasa por la posibilidad real de elegir y ser elegido,
además de la gestión de sus incumbencias-, la prohibición de prácticas
antisindicales y la no injerencia del patrono, asunto que expuse en un artículo
previo titulado: El
principio de pureza y la moral.
Así las cosas, para el caso de las IEU, la
prioridad habría de estar en sus tres vértices fundamentales: la docencia,
investigación y extensión, y no priorizar las funciones administrativas y de
control, pues con ello queda al desnudo las prioridades de los equipos
rectorales y gerenciales de esas organizaciones universitarias, como el caso de
la @UPTAMCA y que de seguida
procedo a destacar.
En esta casa de estudios universitarios, la
prioridad se ha visto puesta en mecanismos de control y seguimiento, no de la
gestión como ejercicio de transparencia, sino en el personal, al realizar
inversiones importantes en cámaras de seguridad -que todavía no se les ve el
queso a la tostada-, así como en el control de asistencia -capta-huella, nueva
modalidad asumida en distintas formas para el ejercicio de control por parte
del estado venezolano-, y en la emisión de circulares en ese mismo transitar,
mientras que la dotación y suministros de equipos y materiales indispensables
para el logro de la misión institucional, son puestos posterior -de segundo-,
no es prioridad, para la gerencia universitaria.
No se trata de oponerse o resistirse a estos u
otros mecanismos de control, a pesar que se enfatiza de no ser un: "procedimiento
no obedece a ningún tipo de Acoso Laboral" -no aclare
que oscurece-, sin embargo, ello deberían ser posterior a la satisfacción de
necesidades y requerimientos fundamentales a los efectos de la docencia,
investigación y extensión, lo que a todas luces no es tal, cuando se realiza
una observación simple del estado de sus instalaciones, incluidas sus aulas de
clase y demás servicios básicos.
En cuanto al tema sindical, justamente es en
esa misma casa de estudios al que me referiré, pues la directiva del sindicato
docente -sinboprocultca- (en minúsculas y chiquitico),
no comulgan con lo que deben ser sus principios gremiales de independencia
sindical y no injerencia patronal, al procurar maniobras anti-sindicales
conforme a las cuales se procuran eternizar, tramitando ahora, una
re-configuración sindical con la que pretenden imbuir a todos los trabajadores
-administrativos, obreros y docentes directivos-, en un única asociación,
cuando luego de nueve años, no pudieron atender los más elementales pedimentos
de la base trabajadora en cuanto a la equidad, la justicia y la cohesión social.
El lector de estas extensas consideraciones,
podría con justeza preguntarse: ¿cómo es posible que estas situaciones ocurran
en una IEU?, justificando su cuestionamiento al enfatizar que se trata de una
organización dedicada a la formación de futuros profesionales que demanda el
país y con tales prácticas dan un mal ejemplo.
Sin pretender desmeritar tal enjuiciamiento,
podría humildemente responder, que, al denunciar tales trastadas, también se
puede formar para que no se comentan tales despropósitos.
Por último, el conocer y denunciar estas malas
prácticas gerenciales y sindicales, justo es hacer un llamado a la prudencia y
a la sindéresis, no de quienes lideran estos procesos con justificaciones
banales, sino de la comunidad universitaria de la UPTAMCA, más que a denunciar
esas prácticas, a no seguirlas ni apañarlas.
Un libre pensador
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