Esta diáspora venezolana, no se limita a profesionales, pues investigaciones revelan que el 57% de los venezolanos se quiere ir, aunque la solución debería ser sacar a otros
Desde hace días estoy por dedicar mis disertaciones respecto del éxodo venezolano, lo cual me ha impactado muy de cerca desde que amigos próximos me han solicitado les elabore referencias personales, a presentar en los países seleccionados como destino y futuro, sin obviar que ya son varios mis familiares que decidieron partir.
Tales solicitudes de mis amigos, constituyen un conflicto, pues al tiempo que las aprecio como un reconocimiento, por diferentes razones, son al mismo tiempo una desilusión al ver a personas talentosas, formadas en este hermoso país, buscar nuevos horizontes.
Cuando converso con ellos al respecto, coinciden, como mis familiares, en dos aspectos puntuales, el primero: la situación país no les resulta nada halagüeña (desabastecimiento de alimentos y medicinas, elevada inflación, altos índices de inseguridad y un gran etcétera), y el segundo: procurar más y mejores oportunidades (empleo, ingreso digno, vivienda y buenos servicios), con lo cual se puede, aunque apriorísticamente concluir, cuando conjugo estas dos dimensiones, que no se aprecia una valoración medianamente positiva entre lo que estamos viviendo y lo que ellos avizoran por vivir. Creo que están equivocados, respecto de la segunda conclusión.
Sin embargo, esta diáspora venezolana, no se limita a profesionales, pues investigaciones revelan que el 57% de los venezolanos se quiere ir, sino que ahora incluye a jóvenes estudiantes, que aún sin concluir sus formación técnica o profesional, ya consideran otros países para trabajar, lo que me resulta en el diario escucha de parte de los aprendientes universitarios donde me desempeño como docente, algunos porque pueden lograr el reconocimiento de su doble nacionalidad, y otros menos afortunados, porque tienen algunos amigos ya instalados en otros países. En cualquiera de las dos situaciones, siempre será una aventura, un poner en riesgo su "estabilidad".
Lamentablemente, esta realidad, que cada vez parece cobrar más emigrantes, no es nada nueva y ha tenido momentos culminantes. Así, basta recordar cuando en abril de 2002, el presidente Chávez despidió a un número importante de empleados petroleros, que se vieron en la obligación de procurar empleos en el mundo, logrando éxito en diversas organizaciones petroleras destacándose en países como Canadá, Colombia, Dubai y muchos otros.
Aunque el emigrar no parece ser parte de nuestra cultura, o no esta en nuestro ADN, es parte de nuestra nueva realidad
Similar situación ha ocurrido de boca de Diosdado Cabello, en distintas situaciones, siendo una de las más reciente la referida a la inseguridad, cuando declaró que: "Al que no le guste la inseguridad… uno de los males que aqueja a los venezolanos…, que se vaya del país".
Lo que se ha venido materializando ya no solo con el caso de los petroleros, sino de médicos, periodistas y un sinfín de jóvenes profesionales que se han marchado de su patria, con lo cual no solo se pierde un importante capital intelectual en el que invirtió el país, sino cuando logran encontrar alojamiento, hacen a esas naciones más competitivas, al tiempo de hacer menos competitiva a Venezuela.
No pretendo afirmar que todo el que hasta ahora se ha ido del país, logre su cometido, no, pues son muchos los que se han debido regresar por restricciones en esos pueblos destinos, donde empiezan a vernos con malos ojos, como el caso deAruba, República Dominicana o EEUU. Otros regresan porque el emigrar no parece estar en nuestra cultura o nuestros genes, porque no logran adaptarse o simplemente no consiguen empleo, pero quienes, si lo logran, habrán de adquirir nuevos conocimientos y experiencias que serán necesarios cuando retomemos la senda democrática.
Otra particular situación respecto de quienes se van, especialmente los de mayor graduación profesional, es la falta de programas de seguimiento, trabajo y hasta de procurar mecanismos para repatriar -hacer atractivo volver a la patria- esos talentos, que si se encuentran en programas como RAICES de Argentina yPrometeo de Ecuador, por sólo destacar dos próximos.
Sin duda que son varias las tareas pendientes, lo que pasa por: 1 reducir las causas que promueven la emigración. 2 procurar mecanismos que resulten atractivos a los venezolanos en el exterior a volver y 3 desarrollar programas de trabajo e investigación en provecho nacional que desde el exterior podrían realizar quienes no deseen regresar.
En ocasiones parece una política del gobierno: Chávez despidió a un número importante de empleados petroleros
@OrestesSalerno
Un libre pensdo
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