Aunque hacer generalizaciones siempre ha sido
reprochado, por ser un juicio de valor, la inmediatez de los venezolanos parece
ser una cuestión de cultura, pues nuestra conducta, para resolver necesidades
de todo tipo, sea consciente o inconsciente, este marcado por aquello que
esperamos suceda enseguida.
Quizás se podría llegar a indicar que la
inmediatez esta en nuestros genes y que por tanto ha sido parte de nuestra historia,
de nuestro presente, y quizás, lo más preocupante, parte de nuestro futuro, al
menos en lo inmediato.
Para destacar lo correspondiente a nuestra
creencia individual, nos resulta fácil el buscar algún amigo o contacto que nos
ayude a resolver un trámite y en oportunidades hay quienes hasta lo ofrecen sin
que se les pida tal auxilio.
Como país, hemos aprovechado las riquezas que
nos ha brindado la naturaleza y con las cuales hemos alcanzado períodos de
abundancia, que lamentablemente nos hemos aprendido, o no queremos aprender, a
aprovechar, lo cual podemos resumir con "La siembra del petróleo".
La manifestación de la inmediatez, como país,
lo podemos apreciar en la inexistencia, incomprensión, e inclusive, en la
aplicación de planes de largo aliento que nos peritan avizorar y definir la
Venezuela que deseamos construir para el 2050. Lo anterior pudiera ser
corroborado al consultar a los líderes originarios sobre el destino a
construir, por lo que resulta difícil compartir una visión de futuro que genere
un compromiso.
La actual crisis económica por la que
atravesamos los venezolanos, patenta lo antes indicado cuando desde las esferas
del gobierno lo que se aspira como fórmula para superar este estado calamitoso
que a diario vivimos, sea el aumento de los precios petroleros, o el
aprovechamiento de las reservas gasíferas o las riquezas del arco minero, pues
impera el sentido de la inmediatez, un hecho puntual, que nos saque de este
abismo.
De igual forma ocurre entre muchos de quienes,
ejerciendo nuestro derecho político y constitucional, esperan un cambio de
gobierno de inmediato, como si de pasar un suiche
se tratase, lo que se registra en acontecimientos puntuales conforme a los
cuales se escuchan expresiones como: ahora
sí, sin que se concrete ese cambio esperado lo que nos lleva de la ilusión
a la desilusión.
Aunque la situación apremiante pueda justificar
esa aspiración, la decepción nos lleva a ideas, reacciones y hasta propuestas, que
pretenden una salida por medio de la fuerza -golpe- sin contar con los medios,
recursos y el número de participantes o involucrados para tal aventura, al
tiempo de hasta llegar a criticar a quienes les dimo, electoralmente, sin que
sea un cheque en blanco, nuestra representación y vocería.
Es tal el sentido de inmediatez de quienes
sugieren y hasta esperan este tipo de salida abrupta, que no se pasean por las
posibles consecuencias que tales acciones aventureras pueden traernos a todos, pasando
por la des-legitimización del liderazgo, ruptura del sistema democrático en el
que cobijamos el derecho a decidir el destino del país y hasta una guerra civil
que todos sabemos cuándo empezará y no cuándo terminará.
Al ser una situación compleja, de la que no
tenemos conocimiento de todas las variables, son varias las opciones
disponibles que tenemos, entre la que se incluye la confianza en el liderazgo y
entender que el dialogo, siempre deberá ser parte de la solución, antes o después
de los muertos.
Un
libre pensador
igualmente publicado en Globedia. Disponible en: La inmediatez del venezolano
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