Lo que detallo en estas líneas, se trata de corresponder
las más disimiles manifestaciones de preocupación, solidaridad y afecto que
recibí y aún recibo, de manera que, evocando, según se atribuye, a Duque de
Rivas, empleo como título de estas líneas, necesito expresar.
El reconocer y agradecer, fue uno de esos
principios que me enseñaron en casa y que siempre he procurado recordar, así
como dar en lección, más con hechos que con palabras, lo mismo que me instruyeron
que, la vida, indefectiblemente, habrá de devolverte todo conforme sea nuestro
actuar, asunto de comprobación empírica, además de obligarnos a aceptar las
consecuencias de nuestros actos u omisiones.
Con ocasión de denuncia interpuesta, sobre la
que no me puede expresar dada la coacción a la que me vi obligado aceptar, por ahora, aunque si puedo asegurarles
de mi inocencia de todo cuanto se me acusa y espero en Dios tener la
oportunidad para así demostrarlo, fueron disimiles las expresiones que me
hicieron llegar por distintas vías, y diferentes formas, de parte de mi
familia, hermanos de infancia, amigos de estudios, compañeros de trabajo, mis
panas estudiantes, vecinos, allegados y hasta algunos que no tenía entre mis apegos.
De ahí que, no puedo sino sentirme como un ganador de esta batalla, comprendiendo
que todavía no ha terminado la guerra.
No podría en este breve espacio, y no cree que
la memoria me lo permita, el mencionar a cada uno de esos seres, que, con su
luz, de alguna manera me acompañaron en esta circunstancia de la vida, además
de tener en cuenta que a algunos no debo aludir para evitar sean ulteriormente
sujetos de persecuciones y sanciones.
Pero si a alguien resulta clave agradecer por
esta gran pequeña victoria, es justamente a quien provocó esta avalancha de
aprecios, y para quien no guardo, en lo personal, rencor alguno, sino por el contrario,
gratitud, compasión y hasta congojo, pero como me enseñaron en casa y que antes
destaque: la vida, indefectiblemente, habrá de devolvernos todo conforme sea
nuestro actuar.
Igualmente, deseo manifestarles y al mismo
tiempo reiterarles, mi compromiso de vida por todo cuanto creo que debo
defender, sin hacer miramientos fútiles o inocuos. De manera que, mis luchas reivindicativas,
individuales y colectivas, así como por la re-institucionalización, de mi casa
de estudios, desde lo académico, administrativo y gerencial, y
por el país todo, las habré de continuar como un ejercicio de ciudadanía al que
me asiste la constitución y las leyes vigentes -libertad de conciencia, de
expresión, participación en los asuntos públicos, derecho a petición, al
trabajo y libre asociación, además de los políticos-, siendo, como indica in
adagio popular: "Genio y figura hasta la sepultura".
Dilucidando que, si con alguien mantengo un
compromiso, es conmigo mismo, con mis hijos y con esas -y esos- panas de aula
que por cada período comparto aprendizajes y a quienes pretendo instruir en el
ejercicio crítico de la ciudadanía a la que tenemos tanto deberes como
derechos, así como lo plural del pensamiento, debiendo en todo momento lucir
argumentos y el debido respeto a las persona y sus ideas que son las que se
combate.
De manera que, a todos, además de agradecer,
les deseo las más grandes de las bendiciones y que Dios les permita, como a mí,
cosechar todo cuanto han sembrado.
De nuevo, Gracias y Bendiciones
Un libre pensador
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