A MIS VECINOS DE LA
URB. EL BARBECHO
La solución está en
nuestras manos
Hago un alto en mi cotidianidad para
reflexionar en relación a la complicada situación por la cual vienen
atravesando la Urb. El Barbecho, Los Teques, lo mismo que para intentar
compartir algunas propuestas orientadas a superar las dificultades.
La problemática de esta urbanización viene
marcada por una gran cantidad de calamidades, destacándose la acumulación de
basura y retraso en el servicios de recolección, deficiencia en el alumbrado
público y suministro de agua potable, desorden público, sobre todo en horas de
la noche, y la inseguridad entre otros males, lo que nos impone, como
colectivo, procurarle alternativas de solución.
Sabemos que esta privilegiada urbanización,
fundamentalmente está constituida por familias de tradición y en ella residen
segundas y terceras generaciones, siendo parte de sus características; la
amabilidad de sus habitantes que en ocasiones raya en lo permisivo, pues a ella
ingresan, pasean, merodean y hasta pernotan gran cantidad de personas
provenientes de otros sectores, que en ocasión, con nuestro consentimiento,
cuando los visitantes vienen acompañados por vecinos, llevan a cabo escándalos y
hasta actos lascivos, lo cual desmejora nuestra calidad de vida y hasta desdice
de nuestra condición de vecinos.
Además de lo anterior y a la vista de todos y
todas, el consumo y tráfico de drogas ha venido incrementándose, con lo cual se
daña a muchos de nuestros jóvenes, quienes otrora practicaban actividades
deportivas con destacadas actuaciones en los Altos Mirandinos, asunto que
debemos recuperar para llegar de nuevo a sitiales de honor que antes tuvimos.
Empero, hoy me permito destacar los acontecimientos
recientes, aunque no novedosos, pero que se han registrado en un muy corto
tiempo, se trata de atraco a mano armada que el martes 09 fuera objeto Emerson
Cabrices (Coco) y el del miércoles 10 cuando fue robado el Montecarlo del Prof.
Miguel Hurtado, como hace aproximadamente le ocurriera al amigo Gustavo con su
Aveo, además de robos a plena luz del día y hasta disparos en presencia de gran
cantidad de personas, en tiempo previos.
Si nos preguntáramos: ¿Qué pasa?, una
repuesta lógica sería que formamos parte de una país con elevadísimos indicies
de criminalidad y delincuencia, sin embargo,
ello en ningún caso, sería la solución de este flagelo que nos azota. Por
otra parte, si nos peguntáramos: ¿Qué lo propicia?, podríamos inferir: 1º el
libre acceso, 2º la poca o nula vigilancia policial, a pesar de los fulanos
cuadrantes, 3º la deficiente luminaria pública y 4º nuestro desdén comunitario.
Con respecto a la interrogante: ¿Qué podemos
hacer?, yo me atrevo inicialmente a destacar: 1º dejar de quejarnos tanto y/o
murmurar sin procurarle una solución. 2º reconocer que no contamos ni con María,
ni con la policía. 3º Unirnos por encima de nuestras diferencia y en relación a
nuestras necesidades comunes. 4º restringir el libre acceso, sobre todo en
horas nocturnas. 5º procurar, entre nosotros mismos, mejorar la luminaria
pública. 6º Estar atentos ante cualquier situación que menoscabe nuestra vecindad.
7º Protegernos mutuamente: todos, toditos todos.
Conforme a lo anterior, paso ahora a detallar
lo referido a la restricción del acceso a la urbanización, asunto antes considerado
por algunos vecinos (Raya´o y el Prof. Freddy, entre otros), lo mismo que lo
atinente a luminaria. En relación a la restricción del acceso, se trata, como
antes se ha intentado, en ubicar un portón o reja a la entrada, precisamente en
el bloque 6 edificio 1, quedando fuera los comercios a la entrada. Este portón
debería cerrarse aproximadamente a las 6
o 7 de la noche y contar con al menos dos (2) vigilantes que regulen la entrada
de vehículos automotor (incluye motos y demás), que posean una identificación
para tales fines, como se intentó antes, insisto. Para el caso de los transeúntes,
el paso sería absolutamente libre.
Por supuesto que este sistema, es decir; el
portón y la vigilancia, debe tener una fuente de financiamiento, que estimo
debe ser asumida y sufragada por quienes tenemos vehículos, exigiendo a los
vigilantes, el recorrido por la urbanización cada cierto tiempo en el que
marcarían varios relojes estratégicamente ubicados para asegurarnos la
recorrida. Claro que además de la reja, el servicio de vigilancia debe contar
con una garita y los servicios mínimos necesarios, lo mismo que con sistema de
comunicación para llamar, en caso de emergencia, a los cuerpos de seguridad,
quedando pendiente, determinar el costo total y la cuota a cancelar por
vehículo, debiendo contemplar quiénes habrán de llevar esta administración y
los procesos de rendición de cuentas.
Si algún vecino, que no posee vehículo, pero
que tiene un familiar con vehículo y desea garantizarse el acceso, se le debe
determinar una cuota. Posiblemente, de esta renta mensual queden recursos luego
de cancelar las obligaciones, las cuales podrían ser empleadas para otras
mejoras, como barrido inter-diario o semanal, colocación de cestas para basura,
luminaria de la plaza u otros aspectos
propios de la urbanización.
Por otra parte, antes destacaba lo referido a
la deficiente luminaria pública, a lo
que me atrevo a sugerir por cada condominio, la ubicación estratégica de al
menos dos (2) reflectores que podrían estar conectados a la luz del condominio
y así todos estaríamos contribuyendo y dándonos más seguridad.
Las dos (2) propuesta recreadas
anteriormente, nos habrán de permitir seguramente: 1º disminución de los
índices delictivos en la urbanización, 2º mejora sustancial de la calidad de
vida, 3º aprovechamiento de los espacios para estacionamiento y 4º demostración
de la capacidad organizativa, lo que nos permitirá abordar otras problemáticas,
por sólo referir algunos aspectos puntuales.
Con estas propuestas, lo que procuro destacar
es que la solución, sino a todos nuestros males, si para algunos, está al
alcance de nuestras manos, sólo nos hace falta un poquito de organización.
Así, creo que llego de trascender al comentario
de los acontecimientos indeseados y ponernos a trabajar por el bien de todos.
Por último, te pido que pases esta misiva a
otros vecinos e invítalos a incorporarse como parte de la solución.
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